viernes, 24 de agosto de 2018

Día 5 Italia: Roma


Hoy volvíamos a coger el tren, esta vez tocaba madrugar menos, nuestro tren desde la estación de Santa Lucía en Venecia salía a las 11:25h. Llegamos a las 15:10h a la estación Termini de Roma.



Estábamos muertos de hambre así que lo único que pensamos cuando bajamos del tren era buscar algo para comer rápidamente, vimos un McDonalds y no nos lo pensamos dos veces, con las horas que eran no podíamos ponernos a buscar algo mejor.

Una vez que nos habíamos saciado el hambre, salimos de la estación en busca de la parada de metro que nos llevará hasta la zona de nuestro alojamiento.

Llovía un poco y nosotros íbamos sin paraguas, menos mal que luego se despejaría y tendríamos una tarde sin agua.

Cogimos el metro y en muy poco tiempo ya estábamos allí, la zona del apartamento, muy cerca del coliseo, es una zona residencial, tranquila y con muchas tiendas y parques.

Pero yo ya estaba deseando ver alguno de los sitios más importantes de la ciudad, así que nos dimos prisa y llegamos a la puerta del edificio donde nos alojaríamos las siguientes 3 noches.

La dueña ya nos estaba esperando allí, fue amabilisima y el apartamento era una pasada! la única pega que le podría es la puerta, que era de dos hojas pero sólo podíamos abrir una y era muy estrecha así que cada vez que entrabamos o salíamos teníamos que desmontar la silla de Hugo pero bueno es un mal menor.

No queríamos perder más tiempo y en cuanto tuvimos todo acomodado, cogimos nuestras cosas y nos fuimos a conocer Roma, bueno yo iba a conocerla por primera vez, para David sería su segunda.

Volvimos a coger el metro en el mismo sitio donde nos habíamos bajado, 6 paradas más tarde, que se recorren super rápido, parábamos en la de Plaza de España, yo ya estaba nerviosa por ver esas maravillosas escaleras que tanto me habían enamorado en fotos, pero cuando dimos la vuelta a la calle y llegamos a la plaza mi mundo se vino abajo.



¿De donde había salido tanta gente? No se veía un sólo hueco en las escaleras, me pareció la plaza más fea del mundo y pensé, estos días van a ser horribles...

Si lose, no pensaba que iba a estar vacía y menos a esas horas pero es que no sabéis lo que era aquello, gente dentro de la fuente, haciendo fila para una foto, no podías subir las escaleras porque corrías el riesgo de pisar a alguien, decidimos marcharnos de allí a nuestro siguiente punto, la Fontana Di Trevi.

Yo ya iba imaginándome lo peor, la saturación de gente y que seguramente no podría ni tirar mi moneda.

Pero llegar hasta allí es una maravilla, por mil veces que hayamos visto esta fuente, cuando empiezas a callejear por las estrechas calles de Roma y de repente aparece frente a ti semejante obra de arte es impresionante.

Yo tuve que pararme con la boca abierta para ver que realmente estaba allí y que era real.

Si, no os voy a engañar, había muchísima gente pero en esta ocasión no me importo, lo que estaba presenciando era bellisimo.

Tenía localizado ya un sitio para hacernos algunas fotos y allí que nos dirigimos, es en la parte alta de la fontana, en una de las calles laterales y no había nadie, así que aprovechamos a hacernos fotos y cuando llego una pareja jovencita estuvimos haciéndonos fotos mutuamente. 

Por supuesto llegaba el momento de bajar a la fontana para tirar la moneda y pedir nuestro deseo, vi un lateral de la fuente, justo debajo donde estábamos ahora que estaba completamente vacío, la gente se amontonaban en el centro y en las escaleras para verla de frente, así que bajamos como pudimos esquivando a la gente y nos acomodamos en ese lateral.

Teníamos sitio para hacernos fotos, tirar las monedas, sentarnos y Hugo para correr y jugar, no sé cuantas monedas tiro... pero se lo paso genial!

Estábamos tan a gusto y tranquilos a pesar de que a unos metros de nosotros hubiera tanta gente que descartamos cualquier otro plan y nos quedamos allí, disfrutando.



Dejamos que pasaran las horas y a lo que nos dimos cuenta casi teníamos que buscar algún sitio donde cenar.

Estuvimos hablándolo y estábamos tan cansados del viaje que decidimos dejarlo por hoy e ir al apartamento darnos unas duchas y preparar allí la cena.

Al día siguiente teníamos muchas cosas que ver y tendríamos que coger muchas fuerzas.

Este había sido nuestro primer contacto con Roma y a pesar de la primera decepción  la tarde había mejorado y me iba a dormir con la sensación de que esta ciudad me iba a enamorar.



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