viernes, 13 de abril de 2018

Día 1: Bilbao


Comenzaba nuestro viaje de semana santa por el norte de España y nuestra primera parada era Bilbao.


Llegamos a las 16:30h a Bilbao, nosotros fuimos en coche desde Zaragoza, y lo primero que hicimos fue dirigirnos al hotel para dejar las maletas.

Nos alojamos en el hotel Melia Bilbao (como muchos sabréis fue un premio del trabajo de David), allí pasaríamos dos noches con el desayuno incluido y también una cena que disfrutaríamos al día siguiente.

El alojamiento no pudo ser mejor, la habitación era fantástica y el trato también fue increíble.

Una vez que habíamos dejado nuestras cosas y estábamos preparados, nos fuimos a recorrer la ciudad, no queríamos perder nada de tiempo.

Justo detrás de nuestro hotel se encuentra la torre de Iberdrola que se encuentra en un parque muy bonito y se puede ver desde casi cualquier punto de la ciudad.

Si cruzamos el parque, lo primero que nos encontramos es a Puppy, la mascota de la ciudad, se trata de un perrito enorme esculpido por Jeff Koons y totalmente cubierto de flores. La verdad es que es precioso y el peque se quedó alucinado de verlo.

Justo detrás nos encontramos con uno de los símbolos de la ciudad, el museo Guggenheim, obra del arquitecto Franc Gehry, construido en 1997, compuesto totalmente de paneles de titanio.

Es un espectáculo verlo por fuera, pero por dentro no puedo decir ya que no lo visitamos a parte de que no teníamos tiempo, no nos gusta el arte moderno y hay quien dice que es muy bonito también por dentro pero otras personas que dicen que no merece la pena, quien sabe quizá para otra ocasión.

Eso si todo su exterior da para hacer muchísimas fotos y es lo que nosotros hicimos, sobre todo con la escultura de la araña que se encuentra en el lado de la ría. A mi me encanta y se le puede sacar mucho partido.



Una vez dejamos atrás el museo y continuamos por la orilla de la ría, llegamos a otro icono de la ciudad y esta vez es el Puente Zubizuri o también conocido como puente calatrava y es que fue diseñado por el famoso arquitecto español Calatrava, inaugurado en 1997.
Su nombre significa pueste blanco y su suelo es de cristal (originariamente).
Se caracteriza por tener una curvatura que hace que se vea como una bonita escultura sobre la ría Nervión.

La anécdota sobre este puente es que cuando se construyo con su suelo de cristal, aunque era muy bonito, cuando llovía (que suele ser a menudo) la gente se resbalaba y se caía, así que el ayuntamiento tomó medidas e instalaron una alfombra en toda la plataforma, pierde algo de belleza pero es mucho más seguro.

Cruzamos el puente para dirigirnos a la otra orilla y continuamos toda la ría hasta llegar al Ayuntamiento, edificio inaugurado en 1892 después de que estuvieran 9 años en obras. Anteriormente en el mismo lugar que se sitúa hoy en día, se encontraba el antiguo convento de San Agustín.

En este punto hicimos un inciso para ir al Decathlon ya que David se había dejado las zapatillas buenas de montaña en casa, así que se compro unas nuevas.

Una vez solucionado el problema continuamos nuestra visita.

Nos adentramos en el Casco Viejo de Bilbao, también denominado como las siete calles, ya que eran las que formaban el poblado medieval original. Aquí podemos encontrar la zona más animada. Sus calles son en la mayoría peatonales y se encuentran infinidad de bares donde degustar sus deliciosos pintxos.

Llegamos hasta la Catedral de Santiago, situada en pleno corazón del casco viejo,  este templo mezcla los estilos gótico y neo gótico y en uno de los laterales se encuentra su gran pórtico. Dentro se encuentra un pequeño claustro gótico que dicen que es casi único en Vizcaya, si queréis entrar cuesta 1€, nosotros no lo hicimos por falta de tiempo.

Desde aquí volvimos a salir a la ribera para ver el Mercado La ribera, se trata del mayor mercado cubierto de Europa con 10.000 m2, fue construido en 1929 y si nos fijamos en su diseño vemos que ya era moderno para su época.

Los mercaderes han comerciado en este lugar desde el Siglo XIV, y se encuentran muchísimos productos frescos.



Volvimos a adentrarnos en las siete calles hasta llegar a la Plaza Nueva, referente del casco viejo la cual esta rodeada de bares y restaurantes que dicen son de los mejores para comer pintxos.

Como ya se nos estaba haciendo tarde y comenzaba a llover decidimos quedarnos a cenar aquí unos pintxos y después de dar varias vueltas nos decidimos por el Bar Charly situado en la Plaza Nueva donde pedimos 20 tapas con dos jarras de cerveza por 20€, nada mal eh!




Después de cenar pusimos rumbo al hotel por la otra orilla de la ría, estábamos agotados y el día siguiente iba a ser muy completito. 

Nos habíamos dejado cosas pendientes pero el tiempo no dio para más así que queda pendiente otra visita a Bilbao.

Espero que os haya gustado, dejadme vuestros comentarios.

                             Y como siempre ¡ Muchas gracias por estar ahí!

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