miércoles, 24 de octubre de 2018

Día 10 Italia: Cinque Terre


Llegaba la recta final de nuestro viaje, pero seguíamos igual o más emocionados que al principio de esta aventura italiana ya que íbamos a conocer los preciosos pueblos de Cinque Terre.



Situados en la costa del mar de Liguria encontramos 18 km de acantilados donde se encuentran los pueblos Monterosso al mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore.



Todos ellos situados en la provincia de La Spezia forman Cinque terre y fueron declarados Patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1997.

 A las 9:53h cogíamos el tren en la estación Santa Maria Novella en Florencia con destino a La Spezia donde pasaríamos las dos próximas noches.

A las 12:20h llegábamos a la estación central de La Spezia. Al salir de la estación nos estaba esperando Nadia con su hija, las anfitrionas de nuestro apartamento con las que había estado en contacto por Whatsapp los días anteriores.

Aunque el apartamento esta a 5 minutos de la estación, hay que subir unas cuantas escaleras y cuestas por lo que nos vinieron a recoger en coche para que no tuviéramos que cargar con las mochilas hasta arriba. 

Una vez en el apartamento nos explicaron muy bien como coger los trenes, horarios, todo lo que había para ver y además nos habían dejado un bizcocho y una botella de vino, menudas anfitrionas más buenas!!!

Una vez instalados, decidimos ir a un supermercado que habíamos visto al pasar en el coche, comer en el apartamento y descansar.

Después del merecido descanso, volvimos a la estación central de La Spezia para coger un tren en dirección a los maravillosos pueblos.

Decidimos coger un billete sencillo de ida y vuelta para el día de hoy, y coger las Cinque terre card de 1 día para activarla al día siguiente.

La verdad que después de estos días habíamos llegado a la conclusión que la mejor forma para moverse por Cinque Terre y por Italia es el tren, es rápido y además comparado con España es bastante más barato.

Decidimos empezar por el pueblo más alejado a La Spezia y que además era el que menos me llamaba la atención pero que después me sorprendería, así que cogimos un tren con destino Monterosso.



MONTEROSSO


Cuando llegamos nos quedamos alucinados, esperaba encontrarme con muchísima gente apelotonada pero todo lo contrario, había muchísima tranquilidad. 

Al día siguiente nos daríamos cuenta que a estas horas sobre las 6 o 7 de la tarde es cuando mejor se recorren los pueblos ya que la gente que viene en crucero que son la mayoría de turistas ya se han recogido y vuelve la tranquilidad a los pueblos.

Sorprendidos, nos quedamos maravillados por volver a estar delante del mar, con la playa prácticamente vacía y sus hamacas y sombrillas azul y blancas  perfectamente alineadas en la arena.

Monterosso es de los 5 pueblos el más poblado y el que cuenta con las playas más extensas.

Dimos un paseo tomandonoslo con tranquilidad por el paseo marítimo hasta llegar a la zona del puerto donde nos sentamos en una de las barquitas viendo como se iba poniendo el sol.



Después fuimos hacia el lado del pueblo, antes de llegar al túnel que cruza hacia la zona del pueblo nos detuvimos en un pequeño mirador desde donde se obtienen las mejores vistas de la zona de la playa y el puerto.


Una vez que cruzamos el túnel llegamos a una gran plaza desde donde accedemos al pueblo, con sus estrechas calles y sus casas de colores, aquí hay muchísimas opciones para tomar algo.

En el pueblo también se puede visitar la iglesia gótica de San Juan Bautista la cual por los colores de su fachada recuerda mucho a la de Santa Maria Novella de Florencia.

Después de dar una vuelta volvimos caminando hasta la estación del tren, nuestra intención era parar en otro pueblo para ver el atardecer pero al llegar a la estación y mirar los horarios el siguiente tren que paraba en el resto de pueblos no llegaba hasta 1 hora más tarde pero el que iba directo a La Spezia pasaba en 10 minutos.

Pensamos que además de que no llegaríamos a ver el atardecer, se nos haría muy tarde para cenar por lo que decidimos volver al apartamento a preparar la cena y al día siguiente madrugaríamos para ver el resto de pueblos que nos quedaban.

Hasta aquí había llegado nuestro primer contacto con estos pueblos y no podría haber sido de mejor forma.



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