miércoles, 25 de julio de 2018

Italia día 1: Llegada a Milan



Después de 50 minutos de retraso gracias a la huelga de controladores franceses, nuestro avión despega de Zaragoza con destino al aeropuerto de Bergamo.





Dos horas más tarde llegamos al aeropuerto Orio al Serio en Bergamo.

Estábamos preocupados por si debido al retraso del avión perdíamos el autobús que nos llevaría a Milan, pero al final llegamos con buena hora, a las 11:30h aterrizaba nuestro avión.

Esperamos a que salieran nuestras mochilas ya que al no pagar embarque prioritario, Ryanair nos las facturo de forma gratuita.

Para el traslado desde este aeropuerto hasta la estación de Milan Central compramos de forma adelantada online los billetes de autobús con la compañía Orio Shuttle, nos costo 8€ los dos y la hora que cogimos fue las 12:30h por si surgía algún imprevisto y el vuelo se retrasaba. Pero estos autobuses salen cada 10/15 minutos.

Al final nos acercamos a la parada del autobús y como no iba lleno, cogimos el de antes.

45 minutos más tarde llegábamos a la estación central de Milan.

Con nuestras mochilas a la espalda decidimos ir caminando hasta el apartamento pero antes haríamos una parada para comer.

De todos los restaurantes que llevaba anotados, uno de ellos nos pillaba de camino al alojamiento.

Se trata del Brek restaurante, una especie de buffet, donde tienes bastantes platos para elegir, tienes menú por 7 o 10€ en el que te incluye uno o dos platos y la bebida. En la parte de arriba tenéis unas cuantas mesas aunque un poco estrecho pero si bajáis las escaleras hay un gran comedor.


Después de comer, hacia tanta calor y además nos estaba esperando la dueña del apartamento que decidimos coger el metro para llegar.

METRO DE MILAN:





- Dispone de 4 líneas que aunque parezcan pocas, son suficientes porque conecta toda la ciudad y es muy cómodo moverse con él.

- El precio del billete sencillo es de 1,50€ y tiene una validez de 90 minutos desde su validación, siempre y cuando no se salga del metro.

- También podéis comprar abonos: 24h (4,50€), 48h (8,25€) , 10 billetes sencillos (13,80€) y aunque también existen travelcards semanales o mensuales, creo que no merecen la pena si la visita es turística.

- El horario del metro es de 06:00h a 00:30h

- Nosotros comprábamos los billetes en las maquinas del metro cada vez que queríamos usarlo aunque también se pueden comprar en kioscos (pero no me preguntéis en cuales porque no tengo ni idea)



Cogimos la línea 1 que es la que más cerca nos quedaba del restaurante y después hicimos trasbordo para coger la línea 2, dirección Famagosta, hasta llegar al barrio de los Navigli donde se encontraba nuestro alojamiento para los próximos dos días.


Cuando llegamos, ya nos estaba esperando nuestra casera, no pudo ser mas agradable, estuvo un buen rato explicándonos las mejores zonas donde comer, como llegar hasta el centro, y muchísimas indicaciones y consejos. La verdad que fue increíble el trato y nos dejo todo lo que podíamos necesitar.

En cuanto dejamos las maletas y nos aseamos, nos fuimos corriendo a descubrir esta ciudad.

No habíamos salido del apartamento y Hugo ya estaba durmiendo su siesta en la silla, así que todos íbamos a disfrutar, unos durmiendo y otros descubriendo nuevos lugares.

Nuestra casera nos había dicho que cruzando el puente al otro lado del río podíamos coger el tranvía número 3 y en 10 minutos nos dejaba en el centro.

 Este fue nuestro gran descubrimiento, super comodo para movernos, aunque si eran viejos a veces costaba subir el carro por las puertas tan estrechas pero no me voy a quejar mucho porque todos los trayectos que hicimos en tranvía nos salieron GRATIS!!

Si si lo que estáis leyendo. Realmente el tranvía no es gratis claro, pero nose donde se venden los billetes, bueno si el del metro vale, pero no íbamos a ir hasta el metro a sacar el billete para volver al tranvía. Y no sabíamos que otros puntos de venta existían porque el conductor no te vende los billetes, así que no compramos ninguno y lo usamos cada día. Nos arriesgábamos a que pudieran ponernos una multa y es que no esta bien hecho pero nos la jugamos ...¿Vosotros también sois de ir gratis en el transporte público cuando viajais o somos los únicos delincuentes?


Nos bajamos en la parada del Duomo y aquí ya empezamos a ver el ajetreo y el turismo de la ciudad, nos encontrábamos de pleno el corazón de Milan.

Desde donde nos dejo el tranvía, fuimos avanzando hasta que la plaza del Duomo apareció ante nosotros. Un monton de sentimientos encontrados se apoderaron de mi, por un lado observar ante mi la catedral con esa belleza pero por otro lado un gran enfado porque toda la plaza estaba rodeada de andamios y escenarios, es que siempre que hacemos un viaje nos tenemos que encontrar con un monton de hierro por en medio. Ya sabía que todas las fotos que llevaba en la cabeza no iba a poder realizarlas pero bueno quería ser positiva y disfrutar de igual forma de nuestra visita a este monumento.

Después de contemplar de cerca esta preciosa catedral y hacernos unas cuantas fotos, continuamos a nuestro segundo punto del día, en la misma plaza se encuentra la Galleria Vittorio Emanuel II, donde encontrar las tiendas más chic de la ciudad, aunque no son aptas para todos los bolsillos. Estaba a rebosar de gente, así que dimos una vuelta rápida y nos marchamos, pero he de decir que si miras hacia arriba y te olvidas de la gente de tu al rededor, te das cuenta de lo bonita que es.

Desde aquí quisimos acercarnos a la iglesia de San Bernardino Alleosa, para ver su famoso Osario, la vimos cerrada así que preguntamos en otra iglesia que había al lado, un señor muy amable nos dijo que por las tardes estaba cerrado pero que a la mañana siguiente podríamos visitarla, y así haríamos, seguía pendiente en nuestra lista.


Ahora poníamos rumbo hacía el Castello Sforzesco, que estaba a 10 minutos caminando. Atravesamos el castillo de forma gratuita, las puertas del castillo se cierran a las 19:30h, así que aún teníamos tiempo de volver a cruzar por su interior.

Atravesando el castillo llegábamos al Parque Sempione, el pulmón verde de la ciudad, donde había gente paseando, jugando a fútbol e incluso tomado el sol. Aprovechamos para sentarnos fresquitos en la hierba y merendar, mientras Hugo alucinaba con un partido de fútbol.

Es muy buen lugar para desconectar y descansar un buen rato.

Después de la merienda, dimos una vuelta por el parque y nos acercamos a una zona de donde venía una música, y es que había un grupo tocando tambores y no hay nada que le guste más a Hugo, así que ahí estuvimos un buen rato viéndolos y bailando, si es que nos gusta más la fiesta.

Al cabo de un rato empezaron a acribillarnos los mosquitos así que decidimos marcharnos aunque el peque se llevo un disgusto porque el quería seguir disfrutando del ritmo de los tambores.

Volvíamos a cruzar de nuevo el castillo justo a tiempo porque ya estaban anunciando el cierre.


Queríamos ir a cenar a un restaurante que llevaba apuntado en el barrio de los Navigli, y como todavía íbamos bien de tiempo decidimos ir dando un paseo, en media hora habíamos llegado a este barrio.

Aparecimos justo en el canal Navigli Grande, lleno de terrazas, puestos donde vendían de todo y muy buen ambiente. Me hubiera quedado ahí toda la noche pero teníamos que buscar el restaurante y los que había por allí no eran nada baratos.

Una vez que llegamos a la calle del restaurante que llevaba apuntado empezamos a buscar arriba y abajo pero no encontramos nada, ¿siempre me encuentro cerrados todos los restaurantes que me recomiendan?

Así que como le había echado el ojo a uno por el que habíamos pasado, decidimos volver a probar suerte porque vimos que había mucha gente, pero si!! dentro del restaurante había una mesa.

Se trata del Maya Milano, donde desde las 18:00h hasta las 22:30h disponen del tan conocido aperitivo italiano, donde tu pagas la bebida y tienes incluido el buffet, vamos lo que se conoce como ponerte morado a comer.

Y madre mía! no pudimos haber elegido mejor, yo me pedí una cerveza bien grande y fresquita y David una coca-cola y por unos 10€ cenamos los tres super rico y muchísima cantidad, ah!! y también había postres (una gran fuente de chocolate mmm)

Con esta cena no podíamos haber tenido mejor contacto con Milan.

Como estábamos muy cerquita de nuestro apartamento, fuimos andando hasta allí.

Después del viaje y que no habíamos parado, estábamos agotados. Y todavía nos quedaba un día más para seguir disfrutando de Milan.



¡Muchas gracias por acompañarnos en esta nueva aventura!







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