martes, 21 de noviembre de 2017

Día 3: Olvera, Setenil y Ronda


En nuestro tercer día volvíamos a amanecer en Sevilla aunque el día de hoy lo pasaríamos fuera visitando algunos pueblos muy bonitos que están muy cerca de la ciudad.




OLVERA:

Se encuentra a 1 hora y media de Sevilla y es uno de los pueblos blancos de Cádiz más importantes.

Fue declarada conjunto histórico- artístico en 1983 y cuenta con monumentos civiles y religiosos de gran valor arquitectónico.

La parroquia de la Encarnación y su Castillo árabe situados en lo alto del municipio son lo que más destacan del pueblo además de las vistas que se obtienen desde él. 

Nosotros subimos con el coche hasta arriba donde se encuentra la parroquia y menos mal porque no me quiero ni imaginar subir esas cuestas cargando la silla del peque.

Una vez estábamos en la plaza de la Iglesia ya se obtienen unas vistas espectaculares. 

A un lado nos encontramos con la parroquia que por fuera es preciosa aunque por dentro no pudimos comprobarlo.

Para subir al castillo hay que pagar 2€, la elegida para disfrutar de las vistas fui yo y a David le tocaba quedarse con el peque en la plaza, no veíamos muy viable subir al castillo con la silla.

Realmente en el castillo podemos ver sus ruinas pero lo mejor son las vistas tanto del pueblo como de la parroquia que se ven desde lo alto donde se hacen unas fotos preciosas.





SETENIL DE LAS BODEGAS:


A media hora de Olvera encontramos Setenil de las Bodegas.

Si nos habíamos quedado con ganas de cuesta aquí íbamos a encontrar ración doble y es que este pueblo esta construido en el cauce del río lo que hace que se situé a distintas alturas e incluso que muchas de sus casas se encuentren dentro de las mismas rocas que es lo que hace a este lugar tan famoso.


Tuvimos que dejar el coche lejisimos y fuimos caminando hasta el pueblo, en ese camino ya nos dimos cuenta de lo que nos íbamos a encontrar, gente, gente y más gente! ¿Pero que regalaban?

Una vez que llegamos a la calle principal del pueblo donde se encuentra la típica imagen de las casas con las rocas encima y donde se pueden encontrar todos los bares y restaurantes nos dimos cuenta de que íbamos a morir de hambre porque comer se iba a convertir en toda una odisea. 

Caminamos hasta el final de la calle y allí en el último bar había una mesa con tres sillas sola como esperándonos a nosotros, así que corriendo fuimos a ocuparla. Como veréis aquí no pudimos elegir sitio para comer sino que el sitio nos eligió a nosotros.

Comimos un poco de tapeo y bastante rápido porque claro al rededor de nuestra mesa se comenzó a formar una muchedumbre que esperaba hambrienta a que alguna mesa quedara libre para lanzarse a por ella.

Ahora que ya habíamos llenado el estomago si podíamos recorrer el pueblo con tranquilidad (toda la que te dejan un montón de turistas claro) y disfrutarlo, haciendo todas las fotos que quisiéramos.

Decidimos subir hasta el punto más alto que es el Castillo de Setenil, una fortaleza Nazarí del Siglo XIII compuesta por el alcázar, una torre, medina, baños, mezquita... todo ello rodeado de una muralla que destaca por ser de las pocas estructuras que aun conservan todo su esqueleto urbano medieval.

Y allí sin nada de gente nos sentamos un buen rato a disfrutar del silencio y las vistas.

Pero claro teníamos que volver, todavía nos quedaban visitas que hacer.  

La vuelta la hicimos por otra calle donde pudimos ver como estaba totalmente cubierta por una roca y eso le da un encanto al pueblo espectacular.

Os recomiendo la visita muchísimo y ojala tengáis suerte y no encontréis tanta gente aunque con lo famoso que es este pueblo lo dudo.

RONDA:

Otra media hora nos separaba de Ronda,  municipio que ya pertenece a Málaga y que aunque no esta dentro de la ruta de los pueblos blancos a mi me impresiono y me pareció muy bonita, grande y bien conservada.

Antes de ir tuve que escuchar comentarios tipo : "Si Ronda lo único que tiene es una plaza de toros" 

Corramos un tupido velo y continuemos.

Nuestra primera parada en esta ciudad fue la Plaza del Socorro:


Al rededor de esta plaza se encuentran los edificios con los símbolos del circulo y la cruz. También encontramos el casino y la iglesia del socorro que se levanto sobre una antigua rábita musulmana.

En el centro de la plaza se encuentra la imagen de la bandera andaluza de Hércules entre dos columnas y en compañía de dos leones.


Aquí decidimos sentarnos a tomar un café en el restaurante Casa Ortega.

Si continuamos toda la Calle la Bola que es la calle peatonal donde se encuentran los comercios llegamos hasta la Plaza de Toros de Ronda y si tienen razón en que es famosa pero no es lo único que podemos ver. Su fama se debe a que es una de las más antiguas y monumentales que existen en España.

Justo aquí al lado se encuentra el paseo de Blas infante, que une la plaza de toros con el parador nacional y tiene unas bonitas zonas ajardinadas donde disfrutar de unas bonitas vistas.

Si seguimos el camino por la Alameda del Tajo que es un bonito paseo arbolado llegaremos al punto donde disfrutamos de unas inmejorables vistas de la Hoya del Tajo y la Serranía de Ronda.

Como dato curioso uno de estos puntos es llamado el "Balcón del Coño" ya que es la expresión que se suele decir cuando te asomas y ves que te encuentras suspendido en una superficie en el aire sobre el precipicio.

Una vez llegamos al puente nuevo, que se construyó entre 1759 y 1793 y mide 98 metros de altura, seguimos obteniendo unas vistas preciosas pero si cruzamos al otro lado también podremos ver los Jardines de Cuenca que es un parque repleto de jardines y balcones con vistas al Puente Nuevo, Puente Viejo y Puente romano.




Las mejores vistas que se obtienen del puente nuevo y el tajo de ronda es bajando por un camino que para nosotros nos fue imposible con la silla, pero bueno siempre hay que dejar algo pendiente por si acaso vuelves. 


Aprovechando que el peque estaba muerto de sueño pusimos rumbo de vuelta a Sevilla para aprovechar y que durmiera en el coche .

Una vez allí queríamos haber ido a cenar al Goiko Grill que a mi se me había antojado pero había muchísima lista de espera, así que nos fuimos al de enfrente, el Foster Hollywood donde el trato y servicio no pudo ser peor, casi nos hubiera dado tiempo a cenar en el otro con todo lo que tuvimos que esperar a que nos atendieran. 

Pero el día tan maravilloso que habíamos pasado compensaba cualquier mala experiencia.

Ya llegaba la hora de descansar que al día siguiente nuestro viaje continuaba.




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